
Simplemente una pequeña mariposa, la primera que pinté hace unos años, cuatro o cinco. Una de mis favoritas cosas (pinturas...). Suelo ser bastante crítica, aunque con ella no tanto, no era el objetivo que saliera perfecta ni fiel retrato de lo real, y debo decir que a mi me gusta, mucho. Me gusta el fondo, me gusta el color, le tengo cariño. Además, la pequeñita surgió en un rapto de inspiración cuando no tenía muy en claro qué pintar en ese lugar, de un trazo y otro más... En esas épocas pintaba de madrugada, cuando la casa se aquietaba, esa vez algo así como las 3:00 de la mañana, cuando mis entonces bebés, mamaderas y pañales no demandaban.
Fue ese mi primer pasito, que luego derivó en otros pequeños pasos y hasta ahora algún sencillo cuadro, no mucho más. Pero enriqueció la idea de tratar de hacer algo productivo con esa inquietud que resultó gustarme tanto. Productivo solo en el sentido de poner en actos un disfrute que ya sentía (nada comercial).
Y de vez en cuando sigo con el tema, lo llevo en la mochila, le dedico más o menos tiempo, me ataco y me entusiasmo... tengo mis raptos. O se vuelve producto de la necesidad de plasmar algo... sería fantástico poder decir que lo llevo con la constancia que se merece, porque no me lo tomo a la ligera, pero por el momento no. Alguna clase aquí y allá de vez en cuando y, cuando se da, disfrute total!
Me lleva el viento, y pienso que es real, que algún viento debe llevarme cuando cambio, cuando paso de un interés a otro, aunque sin dejarlos del todo, o me atacan todos a la vez, ahora me sucede con el piano...vientos locos que me van llevando, y yo que suelo (quiero) dejarme llevar.
Es la virtuosa realidad que uno puede fabricarse, la vida permitiéndonos ser, no es un camino, son muchos, ponerle Color como a mi mariposa (todo tiende a ser muy colorido ultimamente), y en pos del placer, el deleite, las pasiones que llevamos dentro, el tren camina mucho mejor. Aunque suene a frase de juguete...