7 de octubre de 2010

Armonia


Qué pasa cuando logramos desprender la felicidad, el estado de felicidad, de un objeto, persona, suceso?

Aunque sea de momento, lo que queda dentro nuestro, desconectado del mundo, es un sentimiento de paz, armonía... algo difícil de explicar, un inmenso bienestar. A la vez, casi todo, lo más sencillo, nos provoca dicha. Si además advertimos que se viene prolongando en el tiempo...

Ese Bienestar que tantas veces deseamos, aspiramos lograr, no es sencillo de alcanzar independizando nuestras emociones cuanto sea posible de los acontecimientos.

Aunque piense tomar una dirección, luego tenga que modificarla, y más tarde suceda algo insólito que me lleve a pensar en otros términos... siempre aparecerá el suceso molesto, la circunstancia desagradable, que por unos minutos intente alejar esa sonrisa. Pero de un tiempo a esta parte, desconozco desde cuándo y por qué, tampoco es importante, se vuelve tan efímero... un click y retornamos, y de la mejor manera: entera.

Será que finalmente ahuyentamos ciertos fantasmas, sucede que soltando un poco el control remoto la vida te lleva, y como todo es impredecible, esta bien que así sea... y vuelven épocas de dejarse sorprender, de dejarse ser.

El estado ideal, incondicional con uno mismo.


La pintura es "Joie de vivre" (gozo del vivir, deleite de la vida...) Robert Delaunay

2 comentarios:

Marcelo dijo...

Perder la capacidad de sorprenderse es como perder la capacidad de soñar. Por eso los niños no piensan como los grandes, entre otras cosas...
Un beso!

Poli dijo...

Claro! Por eso no hay que dejar de soñar, no te parece?

Besos.